domingo, 30 de junio de 2013

Capítulo 12 -DTD

CAPÍTULO 12


Me suelta pero yo sigo temblando. Todos están atendiendo al niño inconsciente, llamando a la ambulancia, de pronto escucho unos gritos llamando mi nombre y unos pasos que corren hacia donde yo estoy.
-¡¡CHLOE!!- Viene corriendo, toda su melena rubia se mueve al son del viento, en su cara está reflejado el miedo y el nerviosismo propio de Andy en situaciones de estas características.
Se lanza a mis brazos y retoma el abrazo que habíamos acabado Louis y yo antes. Ella también tiembla, no tanto como yo está claro. Conocía a mi padre y había convivido conmigo y con él y es de las pocas que sabe la verdadera relación que teníamos, por eso está así.
-Vamos a una zona más tranquila chicas.- Louis me agarra de la cintura y tira de mí hacia la entrada del parque.
-¡No! Quiero quedarme con el niño.- Andy me empuja por los hombros hacia dónde me lleva Louis, no entienden que a ese niño lo ha atropellado mi padre. Debo estar ahí y ayudarle, es lo mínimo que puedo hacer.
-No te preocupes por el niño, hay más gente ahí para ayudarle, tú ahora no harías mucho.
En eso Andy tiene razón, si estoy allí sería para hacer un poco de bulto, porque no puedo parar de pensar en todo lo que ha pasado. Además creo tener un problema, porque todas las situaciones importantes se me pasan sumamente rápidas, tardo en analizarlas y asimilarlas, y hasta que lo hago estoy en un estado de shock que no me gusta nada.
Andamos hacia dónde Louis nos lleva, voy dada la mano de Andy con la mirada en el suelo. De repente nos para, estamos en una parte del inmenso bosque, nos sentamos bajo la sombra de un árbol, apoyo mi espalda en el tronco con las piernas en mi pecho y la cara escondida en mis manos.
-Estoy sola.- Murmuro rompiendo el hielo.
Hace cinco años sentí esto, lo que invade todo mi pecho en estos momentos y me provoca unas increíbles ganas de llorar y gritar de rabia, la soledad. Mi madre y yo siempre estuvimos muy unidas, nos queríamos mucho y nunca me imaginaba como sería vivir sin ella, no tenía intención de planteármelo cuando toda mi vida era rosa, propia de una niña de mi edad, cuando siempre estaba jugando y sonriendo, yendo a excursiones familiares, cuando en mi casa no había silencios, vacíos, y oscuridad, era imposible que lo pensara, no había razón para hacerlo. Fue cuando mi madre entró en el hospital cuando empecé a sentirme algo sola, mi padre siempre estaba con ella en el hospital y yo me quedaba sola, se amaban mucho, eran una pareja envidiable, y él era un padre de fábula, gracioso decirlo ahora. Verla con cáncer con aquella edad era duro, yo no creía que no pudiera bajar conmigo al parque o bailar juntas con las canciones de la radio en el salón, era mi madre, ¿cómo no podía hacerlo? Al pasar dos meses, y tres quimioterapias fui dándome cuenta de que las cosas estaban cambiando, pero solo se veía la punta del iceberg. Que inocente era. Bueno, ¿quién no lo sería en mi situación? 
Al morir ella no quería asimilarlo, no quería levantarme por las mañanas y saber que ya no me daría los buenos días, de acostarme por las noches sin que me deseara buenas noches y me besara la frente. No quería afrontar su muerte. Mi padre me ayudó en este aspecto, creo que fue lo último que hizo por mí. 
Él me abandonó desde el primer día sin mi madre, tantos días sola primero dieron que hablar a los vecinos, se quejaban de que la niña de sonrisa eterna no cesara sus llantos en toda la noche, que quemará todas las comidas y por eso no probará bocado en todo el día, todo esto a mí me sirvió para darme de bruces con la realidad. Era como un muro que intenté atravesar hasta que me di contra él y vi que era más duro que yo. Me superaba, por eso lloraba, porque toda la situación me quedaba grande y no tenía a nadie conmigo que me ayudara a afrontarla. Todos mis "amigos" eran de papel, y con un huracán salieron volando de mi vida. Pero dos eran de piedra, y se quedaron conmigo.
Levanto la mirada un segundo, estamos haciendo un corro. 
A día de hoy siguen junto a mí.
-No estás sola, ¿me oyes?- Me agarra la barbilla y me obliga a mirarle a los ojos. No puede ponerme mis puntos débiles ahora, no quiero. Cierro los ojos, con lo que yo no contaba es que a cambio saliera una lágrima.- Mi familia es tu familia, Andy es tu hermana y yo... seguiré siendo tu novio.
-Sabes que en mi casa siempre eres bienvenida, y que mi familia es la tuya.- Apoya Andy.
-Pero, aunque tenga a vuestras familias acabo de perder el pequeño trocito que me quedaba de la mía.
-Chloe, ¡era tu padre! ¿Tengo que contarte todo tu pasado, todo lo que te hizo?- Me dice Andy indignada por lo que he dicho, no me entiende.- No puedes estar así, se ha ido tu mayor problema.
-Andy, me hiciera todo lo que me hiciera es mi padre, siempre lo será, y le quiero. Por eso me duele tanto que me haga estas cosas, sino desde el primer día que me abandonó sería feliz sin él, no me preocuparía de nada solo de mí, pero le quiero y que me trate así, tu propio padre, es la peor sensación del mundo. Nunca me comprenderéis, ni tú ni Louis, ni quiero que lo hagáis nunca, solo que me apoyéis.
-Lo siento mucho hermanita, pero no puedo apoyarte a echar de menos a un psicópata y criminal como es tu padre.
-¡ANDY SE ACABÓ!- Elevo la voz demasiado, es eso o romper a llorar. No quiero que vean lo débil que soy en estos momentos.- ¿No me escuchas? Es mi padre. Le quiero. ¿Qué parte no entiendes?
-¿Qué parte no entiendes tú? ¡Te pegó! ¡Te abandonó con 12 años! ¡DOCE! ¿Y aún así le quieres? No me lo explico, yo odiaría a mi padre.
-Ya, pero si estás cinco años conviviendo sola, afrontando una enfermedad que me ha desordenado la vida de pies a cabeza, echas de menos a esas personas con las que convivías y las que un día te demostraron su amor. Así que debajo de las miles de capas de rencor, miedo y lágrimas que cubren a mi padre, ahí debajo hay un sentimiento que aunque es pequeño se hace notar. No voy a esperar que lo entiendas, sé que nunca lo harás.- La miro, mi vista se empieza a nublar, voy a llorar. Joder, no quiero llorar.- No espero que me entendáis ninguno de los dos. Solo esperaba algo de apoyo.
Me levanto con la mala suerte de que me raspo la espalda con toda la corteza del árbol, salgo del corro y me voy del parque. No no me voy del parque. Me voy a perderme entre todos los árboles, a buscar a esos padres que he perdido, a buscar esos recuerdos que están aquí guardados bajo el césped viejo y las hojas rotas.
Ninguno de los dos viene y me frena, nada ni un movimiento. Nada me impide tener un momento para mí, para la princesita rosa de 9 años que jugaba en este parque a ser la mejor del reino.

Fin del capítulo

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Hi!
Bueno este ha sido un capítulo algo emotivo, bastante sincero. Es complicado actuar en esta situación ¿vosotros como haríais? ¿Os enfadaríais, estaríais tristes o contentos de estar solos al final?
Contadmelo!
Nos leemos en el siguiente cap!!!


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