lunes, 21 de julio de 2014

Capítulo 3 -Teenage Dirtbag

CAPÍTULO 3.




Cuando abrí los ojos me recordé que la próxima noche echaría las cortinas, porque el sol entraba a raudales inundando de una clara y penetrante luz toda mi habitación. Me escondí bajo las sabanas frotándome aún los ojos por tanta luminosidad y suspiré para mis adentros el típico "5 minutos más".
Pero alguien empezó a golpear la puerta de mi habitación. Y como no, la abrió y entró como si hubiera conseguido el permiso válido para entrar.
-2 minutos más y me levanto, lo prometo.- Gimoteé bajo las sábanas aún.
-Cariño, hoy necesito que salgas de la cama ya.- Dijo la dulce voz de mi madre mientras revolvía todo el montón de sábanas que hacían de mi cobertizo provisional.- ¡Vamos hace un día estupendo! Y además, hay un chico esperándote en el salón.
Y automáticamente, como si me hubieran presionado un botón, todos mis músculos se pusieron en tensión, en alerta, y me paralicé bajo las cosquillas de mi madre que me hacía por encima de las sábanas azules que me cubrían.- Tienes amigos más madrugadores que tú, a ver si aprendes de ellos.
Bufé y noté como ella reía por lo bajo.
-Vamos sal de tu guarida, como le hagas esperar mucho más Jimmy le matará hablando de sus pijerías, porque tu amigo es más... como tú... No me sale una palabra para definirlo.
-¿Marginado? ¿Diferente? Por ejemplo.
-Que resalta sobre los demás.
-Buena esa, me la apunto en mi lista de "Formas de Llamar a Tu Hija y Sus Amigos Rarita".
-Vamos, vamos, vamos.- Dijo revolviendo las sábanas una vez más antes de desaparecer por la puerta.
En cuanto me pusiera unos pantalones bajaría a ese salón y le arrancaría el rubio pelo de la cabeza a Niall por presentarse a estas horas en mi casa, ¿no tenía sentimientos?
Respiré hondo y estiré una pierna fuera de mi cobertizo pensando que la cama era más grande. Pero no lo era y caí al suelo.
-Mierda.- Exclamé tirada en el suelo enrollada en las sábanas.
El golpe no fue muy fuerte pero lo suficiente como para que me saliera un moretón en la cadera durante el resto del día.
Me deshice del nudo de sábanas y me abalancé, literalmente, sobre el armario. No entendía porque estaba tan excitada, pero es que nunca me había venido un chico a buscar a casa y menos sin avisar, pero para ser sinceros no era eso lo que me preocupaba, lo que me ponía histérica era que estuviera abajo con mi madre y con el estúpido de Jimmy. Ella le estaría acosando a preguntas a modo de interrogativo policial y él le estaría contando como consiguió su primer yate o sus primeras acciones en Hollister.
No me daba tiempo a ducharme, así que cogí los primeros vaqueros que vi y una camiseta azul con el logo de una de mis bandas preferidas que estaba a medio colgar de una percha. Entre equilibrios me puse los vaqueros, y sucesivamente de la misma forma me puse la camiseta. Pasé por el espejo y al instante deseé no haberlo hecho, tenía todo el pelo enmarañado y una cara de recién levantada bastante notable. Me pasé los dedos por los miles de enredones y intenté amoldarlo como pude, pero vencida, me acabé haciendo una coleta. Recogí unas zapatillas del suelo y mientras bajaba las escaleras medio corriendo medio andando me las puse. Pero los equilibrios nunca fueron lo mío, en los últimos escalones me tropecé y caí.
Esperé impactar contra el suelo como una gran entrada triunfal, pero no. Caí sobre unos brazos portentosos, de tez tostada vagamente familiares. Alcé la mirada y me topé con dos ojos marrones brillantes mucho más familiares. Su sonrisa eclipsaba cualquier punto de luz que allí podía hallarse.
-Pain.- Musité con una mezcla de asombro y confusión. Su sonrisa se torció a un lado. Creo que me empecé a derretir o si no la temperatura había subido de golpe.
-Buenos días, -Me apartó un poco de su cuerpo, supongo porque ambos sabíamos que mi madre y su novio estaban a un lado observandonos atentos a cualquier movimiento que hicieramos o porque simplemente eran más morbosos de lo que cabía pensar.- me gustan tus pintas de recién levantada. -Me sonrío cómplice con un toque, advertí, burlón. Enganchó un dedo en una de sus hebillas del pantalón, no llegaba a tocarme la piel pero sentía la electricidad de sus dedos tan cerca de ella, sentiría esa electricidad a km de distancia. Debería apartarlo, abofetearle por ser tan lanzado y exigirle una explicación acerca de porque estaba él ahí plantado y no quien esperaba encontrar, Niall. Pero en vez de hacer todo eso me quedé paralizada, dejando que la sensación de su cercanía me electrificara todos los nervios de la zona cuando termino la frase- pero por muy guapa que estés, la cremallera de los pantalones suele estar cerrada.- Y me la subió tan rápido como la temperatura.
Se separó del todo de mí y se dirigió a los dos individuos que nos miraban como si todo esto fuera un espectáculo. Yo cerré los ojos y solté todo el aire que tenía comprimido en el pecho. Vaya estúpida que era.
-Bueno...-Dijo él alargando la palabra.- nos vamos ya, yo la acompañaré a clase.
-¿Cómo que ya?- Protesté.- Si aún ni he desayunado.
-Cariño, eso da igual, te coges algo por el camino. Menudo problema, los adolescentes os quejáis por todo.- Contraataco mi madre.
-Pero es que...
Daba igual lo que pensara no me salía ninguna palabra más para contradecirles, así que mi madre me cogió la mochila y me la dio. No me quedó otra que aceptarla y recoger las llaves de casa y el móvil.
-Pasarlo bien.- Exclamó Jimmy con una sonrisa burlona.
-Sólo vamos al instituto, no nos vamos de fiesta ni nada por el estilo.
-Bueno, pero es la primera vez que vas acompañada de un chico guapo, y posiblemente la última.- Dijo con un retintín que no me gustó nada. Es más, hizo saltar mis impulsos de arrancarle esa sonrisa falsa de un puñetazo, pero me contraje cuando Pain me cogió de los hombros y me guió al otro lado de la puerta.
Eso sí eran buenos días, me venía a buscar a casa el chico más misterioso y sexy de todo el pueblo y el gilipollas del novio de mi madre me humilla delante de él. Genial.
-¿Tu padre es siempre tan encantador contigo?- Dijo cuando bajábamos el porche.
-No es mi padre, y sí, suele gustarle eso de avergonzarme delante de las visitas. Pero eso da igual, ¿por qué mierdas has venido a buscarme a casa?
-Ehh, relaja preciosa, era una sorpresa.
-Pues vaya.- Farfullé.
-Escúchame,- Se paró cuando llegamos a la arena y me puso frente a él-, ayer no pude agradecerte en condiciones que me sacaras del agua, que... me salvaras la vida.
-No fue para tanto, no iba a dejarte viviendo bajo el mar con La Sirenita.
Se río y juré no haber escuchado nunca una risa más bella que la suya. Era como si los ángeles hubieran bajado del cielo y hubieran convertido sus cantos en su risa. Pero Pain estaba muy alejado de ser uno de esos ángeles, con sus vaqueros apretados, su camiseta negra y los tatuajes que sobresalían sobre sus brazos tenía más pinta de haber venido directo desde el propio infierno.
-Bueno fuesen cuales fuesen tus motivos para rescatarme te pienso recompensar.- Se volvió y agarró mi mano, tirando de mi por la playa, echando los dos a correr levantando arena a nuestro paso. Pero corríamos en sentido contrario al instituto. 
-¿A dónde vamos? El instituto está por el otro lado.
-Acaso te crees que te voy a dejar ir a clase sin haber desayunado, no preciosa.- Y en un reservado de la playa donde parecía no haber casi nadie transitando había una vieja camioneta roja aparcada frente al mar con un mantel y mucha comida apoyada en el capó.- No es algo increíble, ni tan maravilloso como para recompensarte lo que hiciste pero no puedo ofrecerte más, aunque quiera dártelo todo.- Le miré incrédula pero él lo ignoró.
Sonreí al ver todo eso allí montado, y sonreí más al ver la cantidad de comida que estaba allí esperándome.
-¿Un buen desayuno? Es la mejor recompensa que podías darme.
Sonrío y caminó a mi lado hasta llegar a la camioneta. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me subió al capó. Sus ojos brillaban haciendo que su marrón oscuro tornara a un tono casi miel. Y antes de que pudiera ahogarme en el mar de sus ojos se giró rodeando la camioneta y subiéndose al otro lado del capó. Tiró su mochila a la arena y le imité. 
Alegraba haberme puesto los shorts, el sol nos daba de lleno así que el calor era prácticamente abrasador. 
Apoyé la espalda en la luna de la camioneta y dejé que el sol me tostara la piel. Pain parecía más decidido a comer ya que cuando me giré para mirarlo tenía medio croissant fuera de la boca y el otro medio dentro. Levantó los hombros a modo de excusa y yo me reí.
-¿Qué? 
-Nada, nada, tú sigue comiendo.- Sonreí y volví la vista hacia el mar.
Sentía algo extraño dentro de mí, cómo si todo estuviera bien, una tranquilidad que me asustaba. Pero lo que mas miedo me daba era que sintiera eso mientras desayunaba encima del capó de la camioneta de casi un completo desconocido. Giré la vista hacia el, el desconocido. También tenía la vista puesta en el mar.
-¿En qué piensas?- Le pregunté.
-En ti.- Sus ojos tornaron hasta toparse con los míos. Nada tenía sentido, todo en mi vibraba pero no iba a apartar la mirada como si me sintiera avergonzada del calor que me provocaba tenerlo tan cerca de mi, mirándome de esa manera.
-Seguro.- Vacilé.
-Bueno no todos los días puedo desayunar con la tía que le planta cara a Luke.
-Eres todo un privilegiado.- Se rió.
-He salido con muchas chicas, pero ninguna había hecho eso.- Y empezó a aplaudir.- Alex eres mi nueva ídola.
-¿Perdona?
-Bueno no soy el mejor fan, no me echaré a gritar cada vez que te vea, ni haré pancartas con tu nombre, pero si quieres que lo haga solo tienes que pedirmelo.
-No, no, no era eso. No estamos saliendo, esto no es una cita. No soy una más de las cientos de chicas con las que has podido salir.
-Claro que no.- Le miré con una chispa de odio en la mirada.- Tú eres la mejor de todas.-Y la chispa provocó un fuego incontrolable en mi interior.
Y como si fuera todo cosa del destino unas chicas que pasaron delante nuestra, en bikini, una mochilla y una preciosa sonrisa se pararon para saludar a Pain quien les devolvió el saludo con un guiño. Yo jamás sería tan preciosa como ellas, jamás sería tan popular ni tan el tipo de chica que le gusta a Pain. Pero tampoco quiero serlo.
Resoplé demasiado fuerte, y me bajé del capó. Recogí la mochila y eché a andar como si tuviera demasiada prisa en llegar a algún lado.
-¡No espera no te vayas!- Pero no me giré y no iba a hacerlo.- Eres tan mona cuando te pones celosa.
Y me giré.
-No estoy celosa.. Oh mierda.- Al girarme me choqué contra su pecho y él se río provocando esa dulce arrugita en su ojo izquierdo.-No estoy celosa, si lo estuviera sentiría algo por ti.
-¿Y qué sientes por mí?- Me quedé mirándole vacilante, no iba a salirse con la suya.
-Odio, por ejemplo.
-Bueno aunque intentes mentirte a ti misma sigo pensando lo mismo, estas preciosa cuando te enfadas conmigo.
-No estoy mientiéndome, no siento nada por ti. 
-Si no sintieras nada por mí no hubieras dejado a un desconocido a que te invite a desayunar y que te haga llegar tarde a clase, porque por lo que se eres buena en los estudios, vamos que estás hecha todo una cerebrito...
-¿Llegar tarde a clase?- Miré el reloj de mi muñeca. Faltaban quince minutos para que cerraran las puertas y el autobús salía a y media.
-Mierda, mierda, mierda...
-Tranquila sube, yo te llevaré.- Señaló la camioneta que aún tenía todo el desayuno abandonado en el capó. Negué rotundamente con la cabeza y me empecé a separar de él.
-Ni de coña chaval, cogeré el autobús.
-El bus ya ha salido, no vas a llegar a tiempo.-Se quedó allí mirándome con las llaves en la mano mientras las zarandeaba de un lado a otro.- Vamos yo conduzco bien, te llevaré antes de que cierren las puertas.
-Llévate a ti mismo.
Y eché a correr hacia la parada que se encontraba al otro lado de la calle en la que ahora vivíamos. Deseaba con todas mis fuerzas que fuera mentira, que el autobús aún no se hubiera ido y pudiera cogerlo. Pero al llegar y recuperar el aliento me percaté de ello, él tenía razón el autobús ya se había ido, a saber hace cuanto. Miré en la parada y el próximo llegaba en media hora. Media hora que no podía desperdiciar tirada en la parada, tenía que llegar al instituto de un modo u otro. Y el único que sabía era corriendo.
Así que me até las zapatillas, cogí aire una vez más, intenté memorizar la ruta y eché a correr lo mejor que pude. Pero, como no, algo también me tenía que salir mal. Sólo había ido un día al instituto y apenas llevaba una semana en la ciudad, no conocía a nadie ni nada, y mucho menos las calles. Todo eran casas de diferentes colores, tamaños y formas y cada calle que cruzaba me parecía más extraña que la anterior, no recordaba haber pasado por ninguna de ellas y lo peor, no recordaba por cual tenía que ir para llegar al instituto.
Y un claxón sonó a mi lado tan fuerte y tan de repente que me asusté dando un brinco yo y mi corazón.
-Joder, me cago en su p... Mierda Pain, que susto me has dado. ¿Qué haces aquí?
-Buscarte, y ¡bingo! te he encontrado.
-Wow, que suerte la tuya ¿no? Bueno déjame en paz, tengo que ir a clase.
-Sí, sí lo que pasa es que el instituto está por el otro lado.
Señalo hacia atrás y él asiente sonriente, como si esto fuera todo un espectáculo, lo que me enfadó más. Él se lo tomaba todo a risa y diversión pero la que estaba llegando tarde a clase el segundo día de instituto era yo, verías la risa que le hace a mi madre.
-Bueno pues voy por allí.- Y me encaminé hacia el otro lado. Y él me empezo a seguir por la carretera con la camioneta.
-Admítelo no tienes ni puta idea de ir,- me paré en seco y le miré mientras recuperaba el aliento.-porque no dejas tu ego a un lado de la acera y subes a la camioneta. No voy a violarte ni matarte para vender tus órganos en el mercado negro.
-¿Y cómo sé que no lo harás?
-Porque sino ya lo hubiera hecho esta mañana, no me gusta perder el tiempo nena.
-No me llames nena y subo.
-Hecho.
Respiré una vez más y aunque fuera un poco contra mis principios me subí a la dichosa camioneta. Al montarme sinceramente no sé que esperaba pero no era como me la imaginaba. No había rastro de basura, comida mordisqueada o algo repugnante. Tenía la radio puesta y la canción que sonaba no era mala, ni mucho menos, a mi me gustaba. Me fui a poner el cinturón pero me percaté de que no había.
Él me miró y lanzó una risita burlona.
-Me gusta vivir al límite, no hay cinturones.
Me fijé que él tampoco tenía. Y entonces arrancó la camioneta y salimos de aquella calle que era igual de confusa como las otras quince que recorrí antes. Giró en la siguiente avenida a la izquierda tan fuerte que como ambos asientos no estaban separados sino que formaban solo uno me caí en sus piernas.
-Luego dices que no sientes nada por mí.
-Oh dios.
Me incorporé y me apreté tanto a la ventanilla como pude para no tenerle tan cerca nunca más otra vez. Aunque intentara ocultarlo se estaba riendo y eso me enfurecía.
-No te rías, ha sido culpa tuya. Conduces demasiado deprisa y tomas las curvas como si fueran montañas rusas.
-Te lo he dicho, me gusta vivir al límite.
-Esto no es vivir al límite, esto es intentar matarte en cada curva. Vas demasiado deprisa en la vida.
Apartó la vista de la carretera un segundo para mirarme y fue la primera vez que creí ver su verdadera mirada, triste, oscura, profunda, casi me dio pena. Después volvió la vista a la carretera y siguió conduciendo hasta que llegó al instituto. Casi a tiempo de que cerraran las puertas.
-Te dije que llegaríamos a tiempo si te llevaba yo en camioneta.
Y efectivamente así fue, por mucho que me doliera admitirlo. Le miré y me seguía sonriendo su mirada moribunda había desaparecido volvía a tener esos ojos brillantes que parecían vivir siempre llenos de felicidad. 
-Gracias de todos modos.- Me bajé de la camioneta lo más rápido posible y salí corriendo antes de que cerraran las puertas del instituto sin preocuparme de si Pain me seguía o no.
Me alegré de distanciarme un poco de él, el chico era misterioso a la vez que irritante pero tenía algo que no se, me atrapaba por dentro y me hacía estar cerca de él, no tanto como para tirarme hacia sus pantalones, pero que me obligaba a tenerlo cerca y al mismo tiempo cuanto más cerca estaba de él más me convencía de que era peligroso y algo tóxico.
Para cuando llegué a mi aula todos los alumnos estaban ya sentados y la profesora estaba de espaldas a mí, así que me escurrí hasta la última fila sin decir nada para que no se percatara de que llegaba algo tarde.
-Ey española.
-¡Mierda Niall que susto!
-Baja la voz que te van a pillar.- Al otro lado de mi asiento estaba el rubio de Niall con esa sonrisa tan peculiar suya. Hoy llevaba una camiseta sin mangas negras de Nirvana. La verdad, parecía un libro abierto a lo que gustos musicales se refiere.- ¿Se te han pegado las sábanas eh dormilona?
En ese momento pensé en decirle que sí, que el despertador no había sonado, que el bus no había llegado o que mi perro imaginario se había comido los deberes pero Niall no era mi profesora y no podía mentirle otra vez.
-Si te lo cuento no te lo crees.
-Seguramente, pero aún así cuéntamelo, Historia apesta.- Totalmente de acuerdo con su respuesta le respondí.
-Pain me ha venido a buscar a casa... sí sí no me mires así, para ir a desayunar. 
-Y una mierda. Si me dijeras que has visto a Obama de camino a clase podría haberme llegado a creermelo, pero eso. ¿Tan pillada estás por él?
-¿Yo? Pero si no es más que un ego con patas. Me pone furiosa pensando que voy a ser una de sus conejitas. Lo lleva claro.
Niall enarcó las cejas y apartó la vista de mi para mirar a la pizarra. Nadie hacía ni caso a la profesora o su charla sobre los Reyes Católicos.
-¿Qué pasa? ¿Te crees que soy una de ellas?
-No, para nada.
-¿Entonces?
-Yo sólo te digo que siempre son las "conejitas" como tu las llamas las que van a él, Pain nunca se interesa por nadie, sólo vive el día a día, por eso me parece extraño que esté haciendo todo esto contigo. Es un tío chungo, sólo ten cuidado, por favor.- Y me miró de nuevo antes de volver la vista a la pizarra de nuevo y dar por finalizada nuestra conversación.


FIN DEL 3er CAPÍTULO

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Hooola
Sé que he perdido a muchos lectores y si os soy sincera no sé si alguien sigue leyendome y os juro que lo entiendo. Llevo casi 3 meses sin escribir, al principio no tenía tiempo con las clases pero la verdadera razón es que no tenía ni inspiración ni motivación, me quedé atascada en este capítulo y si me sincero de nuevo no estoy muy orgullosa de como ha quedado.
De todas formas aquí está, espero a partir de ahora escribir con más fluidez porque la verdad tengo grandes ideas para esta historia sólo me queda desarrollarlas.
Antes de irme, si alguien está leyendo esto ahora y lleva leyéndome desde que empecé la historia decirle que se merece lo mejor porque esperar tanto tiempo por un capítulo es por verdadera devoción jajaja lo aprecio un montón en serio.
Gracias a todos los que hayáis leído el capítulo, ya seáis nuevos o viejos readers, comentadme abajo qué os ha parecido, qué debería mejorar, etc...
OS QUIEROOOO!!! <3 Xx

2 comentarios:

  1. Bueno ricitos... que quieres que te diga, esta genial y escribes muy bien pero tardas tanto que ya se me había olvidado jejeje. Pero bueno tan solo espero que esto vaya a mejor y que ahora que es veranito escribas más. xx

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    1. Eres única, ni siquiera os avisé de que subía capítulo porque quería haber subido más antes de que volvierais a leerme y aquí estás, no sé como, leyéndome de nuevo. Muchiiiiiiisimas gracias, jamás sabré agradecertelo suficiente. Xx

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