martes, 22 de julio de 2014

Capítulo 4 -Teenage Dirtbag

CAPÍTULO 4



Lo que me dijo Niall me estuvo dando vueltas en la cabeza el resto de la clase. Pero no era lo único que me preocupaba, la mayoría de la clase me había echado un vistazo, algún baboso de arriba a abajo como si fuera algo que admirar, y todos tras mirarme compartían algún comentario con su compañero, las chicas sobretodo, y lanzaban alguna risilla o mirada de odio.
El drama que se había generado conmigo por haberle plantado cara a Luke o supuestamente haberme liado con Pain el día anterior en el cuarto de limpieza seguía en el aire y nadie parecía partidario de dejarlo marchar como si no hubiera pasado nada.
En el pasillo camino de mi próxima clase todos hacían lo mismo, perdí a Niall de vista y me sentía mucho más sola sin él. No sabía que hacer, estaba mentalmente paralizada, cualquier movimiento que hiciera ellos lo verían y después lo criticarían con sus amigos, odiaba esta humillación de ser el payaso del instituto.
Pero un golpe de suerte hizo que desapareciera todo el mundo de mi mente un instante para darme cuenta de que la siguiente clase era la de canto. Esta escuela era característica por su programa de artes entre el que destacaba la clase de canto. El coro había ganado una vez el campeonato estatal, por eso era la escuela de artes más recomendada en toda la ciudad.
Olvidé todas las miradas y cuchicheos que generaba al andar y me centré en el aula A-21. Al llegar todo en mi cambió. Había carteles de bolos en bares de la zona por la pared derecha, al fondo a la izquierda había un panel de vidrio en el que se guardaban algunos pequeños e insignificantes trofeos y el del campeonato estatal, tras de mi unas estanterías y una pizarra, al frente estaban las sillas de todos los alumnos y en el centro donde se supone que sería el escenario había un gran piano negro. Había una batería y muchos instrumentos colocados por la sala. Al entrar me invadió una onda de familiaridad que sólo tenía cuando estaba en casa. 
Había un chico rubio, mucho más rubio que Niall, sentado en una silla, y tres filas tras él había una chica asiática que llevaba un vestido de rayas bastante feo. Tenía una mecha azul que resaltaba en su lacio pelo negro. Con una sonrisa cogí un sitio y esperé a que entrara alguien más.
-Muy buenas.- Gritó el que supuse que era el profesor al llegar. Dejó su maletín sobre el piano.
Tras él entraron todos los músicos y cogieron asiento. Pero no había entrado más que un chico con un gusto, vamos a decir diferente, para vestir y la hija secreta de Whitney Houston con algunos kilitos de más.
-Sois... ¿cinco?- Exclamo el profesor. Yo asentí.
-Bueno, no importa se apuntará más gente.- Miró a los músicos sonrío y después nos miró uno a uno sin apartar esa sonrisa que aportaba mucha seguridad.- Buenos días, soy William Skhuter vuestro nuevo profesor de coro. ¡Este año vamos a arrasar chicos!
-Perdona, somos cinco, ¿cómo vamos a arrasar?
-Porque estoy yo aquí.- Dijo una chica con la piel aceitunada al entrar por la puerta. Tras ella la seguía una rubia que iba vestida como ella con el uniforme de las animadoras.
-Mierda, Cheerios.- Susurro la chica asiática.
-Me presento soy Anna, líder de las Cheerios y...
-Muy bien muchas gracias Anna pero las presentaciones las dejamos para otro momento, toma asiento.
Anna le dirigió una mirada de odio a William y se sentó con la cabeza bien alta en una de las sillas de la primera fila delante de mí, la chica rubia la siguió.
-Bueno pues ya somos siete, vamos mejorando.
-Según el reglamento de los coros de EE.UU. se necesitan once participantes para competir en las regionales. Si ni siquiera llegamos al número mínimo de concursantes, ¿cómo vamos a participar en algún campeonato?
-Wow... me alegro que te sepas el reglamento...
-Tina, me llamo Tina.
-Me alegro que te sepas el reglamento Tina pero es el primer día, apenas llevamos 5 minutos juntos, se apuntará más gente no te preocupes.
-Lo dudo señor Shkuter, la lista para apuntarse al coro está vacía, todos los que hemos venido aquí lo hemos de incógnito porque desde luego...- Echó una visual al aula.- el coro apesta.
-¿Cómo te sabes mi apellido Anna si ni siquiera te conozco?
-Te he acosado alguna vez por Facebook.
La mirada de William era un cuadro. De todas formas discrepaba al completo con Anna, el coro me daba muy buenas vibraciones y si de momento todos habíamos sido admitidos para participar en el coro es porque nuestras voces eran buenas, si sabíamos trabajarlas y alguien más se apuntaba seguro que podíamos ganar las regionales.
-Además, mira que panda de pringados forman el coro este año. Tina Goghen Txian, Mercedes Rivera, Lady Hummel...
-¡Me llamo Mario!- Gritó indignado el chico del buen gusto de vestir.
-Blondie Blue, y... vaya si tenemos toda una estrella, doña Rebelde está aquí.- Anna se quedó mirándome con una mirada intimidante y una sonrisa vacilante y después volvió la vista a William.- Este grupo apesta, necesitamos gente nueva.
-Ya estamos aquí nena.- Un chico de tez oscura y unos ojazos grandes y marrones entró por la sala. El primer pensamiento que te asalta al verlo es, "¿A su madre le gustará ese peinado?", porque lo lleva todo rapado exceto una tira a lo moicano en el centro. Lleva la chaqueta del equipo de fútbol y me suena.
No he conocido a mucha gente aquí pero he visto a todo el mundo cuando me miran y... bingo, es uno de los amigos de Luke que le defendió cuando yo me enfrenté a él.
Y entonces apareció, detrás de él, con la mirada perdida en la nada y con la misma pinta de chico malo que su amigo, Pain.
La amiga de Anna empezó a aplaudir y a saludar a los chicos que acababan de entrar por la puerta, parecía que vivía en su mundo de color.
-Si entran estos dos imbéciles en el club sinceramente batiremos el récord de los alumnos más pringados del coro de la historia.
-Calla tu estúpida boca Anna, tú también estás sentada aquí.- Dijo Pain que pareció volver al mundo al soltar el comentario. La miró con desprecio y entonces me miró a mi. Su mirada se endulzó un poco más y todos sus músculos se relajaron, pero apartó rápidamente la vista cuando me percaté de que Anna estaba observadonos.
-Pain das pena, yendo detrás de esta idiota.
-Bueno suficiente por hoy Anna, durante el resto de la clase agradecería que mantuvieras tu boca cerrada.- Bajó el tono de voz y se dirigió a los dos muchachos que seguían de pie en la puerta.- Tomad asiento chicos.
Ambos hicieron eso y cogieron sitio en la fila de atrás. Al pasar por mi lado Pain acarició mi hombro. Y yo lo aparté.
-Bueno pues ya somos 9, poco a poco se consiguen las cosas. ¿Una canción?
Anna suspiró.



Por fin sonó el timbre de la comida, y lo estaba esperando con tantas ganas que por poco me puse a aplaudir cuando lo escuché. Salí de la clase de matemáticas y fui a buscar a Niall a su taquilla, no estaba.
Le esperé como 10 minutos más mientras todos se dirigían al comedor y no apareció.
-Buena venganza, Horan.- Farfullé mientras seguí a los últimos despistados al comedor.
Ayer le planté yo, hoy me planta él. Por mucho que me doliera era una venganza justa así que me prometí no decirle nada y actuar como si simplemente me mereciera el plantón.
Al abrir las puertas del comedor me aplastó el sonido de todas las voces hablando, todo el mundo estaba ya sentado con sus bandejas en los grupos obvios de una escuela americana. Había cientos de alumnos, y por más que lo intentaba no encontraba a Niall por ningún lado, la gente no paraba de reír, gritar, hablar y moverse como cuales cucarachas, era imposible encontrar nadie por allí.
Asumí que hoy comería sola pero al menos quería comer, así que cogí una bandeja y seguí a la fila.
-Miss Rebel ¿te importaría girarte un segundo?
Me giré y un plato de puré de patatas aterrizó en mi cabeza bajando lenta y asquerosamente por mi pecho.
-Bienvenida al instituto.- Exclamo Anna. Escuché unas risas y deseé con todas mis fuerzas que la tierra se abriera bajo mis pies y me tragara en ese mismo instante.
-Pero...- Nada salió más de mi boca. Me aparté el puré de los ojos echándolo a un lado y intenté ver la cara de esa zorra pero no podía. Una espalda bloqueaba mi visión.
-Anna, ¿por qué no vas a meterte con los de tu especie?
-Venga ya Pain, no me digas que te vas a poner de su lado.
-No lo va a hacer, puedo romperte la cara yo solita.- Dije haciéndome a un lado de Pain y mirándola a los ojos. Parecía que nunca quitaba esa estúpida sonrisa tan falsa como ella misma.
-Eh, eh tú vas a ir al baño a lavarte.- Dijo Pain sujetándome de los hombros. Cuando vi sus ojos intenté relajarme, centrarme en aquel marrón tan abrumador, pero no podía, mi mente sólo pensaba en estamparle el puño en la cara a Anna.- No me hagas obligarte.- Me susurró delicadamente.
-Inténtalo.- Le reté.
Arqueé una ceja y él sonrió pícaro. No iba a hacer que me moviera de aquí, de ningún modo ella se saldría con la suya.
-Mira pequeña zorra si quieres pegarme no sé a qué estás esperando.- Dijo Anna haciendo su bandeja a un lado.
-No estás sola Anna.- Y apareció Christine (la chica rubia con la que me pegué ayer en las taquillas) de a saber donde.
-¡Pelea de gatas, OTRA VEZ!- Gritó alguien por ahí.
-Venid aquí.- Las reté.
-Vale tu has tenido suficiente por hoy.- Y Pain me empujó a un lado. Me miró severo como si fuera mi padre.
-¿Qué haces?- Le espeté.- Esto no tiene nada que ver contigo.
-Pero sí contigo, que es lo que más me preocupa.
-No tienes que preocuparte de mí, no eres mi padre, ¿sabes?
-¿Crees que vas a volver a pegarte con unas zorras en menos de dos días y yo me voy a quedar aquí mirando como el resto de subnormales?
-Qué nena, ¿te rajas?- Escuché detrás de Pain.- Ven aquí y deja que te humille como he hecho antes con tu amiguito Niall.
Entonces algo dentro de mí hizo 'clic'. Sentí una extraña ola de calor recorrerme todo el cuerpo, como un chute de adrenalina. Pain me miraba compasivo, sabía que no quería que lo hiciera, pero no podía frenarme, no era nadie para hacerlo. Le hice a un lado y corrí hasta Anna. La cogí del escote de su uniforme de animadora y la miré con ganas de hacerla desaparecer entre mis propias manos.
-¿Qué has hecho con Niall?
-Nada, yo nada. Dave y Luke no sé.
-Eres una zorra mala.- Musité.
-De las peores cariño.- Se río y me miró aunque yo no aparté la mirada.- Pain lo sabe muy bien.- Me susurró.
La solté el vestido y se lo escupí. Todos ahogaron un "Oh" mientras ella se miraba el vestido frustrada como si se le hubiera caído un puñetero puré de patatas encima.
-Me alegro de ello.
Salí del comedor andando lo más rápido que pude, no sabía a dónde iba yo sólo quería ir buscar a Niall. Avanzaba por el pasillo a saber dónde cuando escuché unos golpes y algún comentario más alto de lo normal. Salí a los jardines y ahí estaban, cuatro chicos más grandes que los rascacielos de Manhattan con sus chaquetas del equipo deportivo luchando con un pequeño rubio y... mierda, y Pain.
A Niall le superaban todos, en peso, altura y experiencia por eso al primer golpe (que al menos yo llegase a ver) cayó al suelo golpeándose fuertemente la cabeza. Pain cogió al chico negro que fue con él esa mañana al coro por la chaqueta justo como yo había hecho minutos antes con el vestido de Anna. Le golpeó en la nariz pero sin dejar de soltarle con la otra mano. 
Y entonces distinguí a uno de los cuatro chicos que se encaramaban con mi amigo y Pain, era Luke.
-Tío, suelta a Dave. ¿Desde cuando defiendes a los pardillos? Tú estas en nuestro bando pateando culos no protegiéndolos.
-¿Y eso a ti qué te importa?
-Wow lady Pain está sensible..- Dijo Luke riéndose, Pain lo cogió del cuello y le apretó, mientras los otros tres les separaban.
-Luke vigila tus pelotas porque estás apostándolas y las vas a perder.
-Tío,- El chico moreno de su derecha le dio una palmada amistosa en el hombro y le miro serio.- estás raro últimamente, no vienes con nosotros y nos dejas de lado por salvar el trasero a unos putos pringados. ¿Miller no te pasa droga o qué?
-Podríamos adelantarte algo de pasta hasta que... ya sabes consigas algo.
-Luke no todos somos unas míseras ratas.- Esperaba que dijera algo que negara que él tomaba droga.- Tengo dinero de sobra.- Pero no fue así.
Estaba paralizada en las escaleras observando la escena pero ajena a ella. Parecía un fantasma porque aún nadie se había percatado de mi presencia, ni de la de Niall, que aunque siguiera ahí tirado tan quieto como yo lo estaba nadie pareció acordarse.
-¿Entonces? ¿Es esa chica?
Todos los músculos de su espalda se tensaron bajo su camiseta y se le marcó la vena del brazo cuando apretó el puño. Fuera quien fuera la chica era demasiado importante para él si se tensaba de ese modo sólo con mencionarla.
-No.
-Vamos Pain, amigo, no engañas a nadie. Mojas las bragas cada vez que la ves. Te he visto hoy en el coro.- Pain avanzó dos pasos presuntuoso y Dave se retiró instantáneamente uno.
-Dave voy a hacerte callar esa boquita de princesa que tienes.
-¿Tan bien está esa chica? Yo quiero verla.- Exclamó Luke entusiasmado.
-Está ahí.- Y Dave me señaló.
La sangre se me congeló y el corazón se me paró un segundo, avisé. Yo era la chica de la que estaban hablando, yo era la puta chica que acaba de meterse en mitad de una pelea con los tíos que menos me convenían. Miré a Niall que me hacía señas para que me fuera de allí pero mis músculos no reaccionaban y además estaba harta de salir corriendo de cada pelea.
-Pero bueno si es mi vieja amiga Alexia. Nena, cada vez que me miras con el enfado en tus ojos debo admitir que me excitas.- Y empezó a avanzar hacia mi.
A los cinco pasos se giró en redondo y miró a Pain que estaba igual de estático que yo mirándolo con más asco, si se podía.
-Buena elección amigo, tiene que ser toda una fiera en la cama.
-Es más que un juguetito sexual.- Gritó Niall aún desde el suelo.
-¿Qué has dicho subnormal? Porque yo solo te escucho pedir a gritos una patada en los huevos.- Y acto seguido el chico que no era ni Luke ni Dave corrió y le estampó la zapatilla dónde Luke había mandado.
El grito de Niall ocupó todo el patio y me estremeció de arriba abajo.
-Mira esto es algo entre tú y yo, déjale en paz.- Y mire de soslayo a Niall que se retorcía en el suelo.- A él y a Pain. 
-Puedo manejar esto solo, vete Alex.- Dijo él.
-Ya, yo también podía manejar lo de dentro y no me has dejado. Tushé.
-Eres una pequeña guerrera, ¿eh?- Luke había avanzado sin yo darme cuenta. Estaba a dos metros escasos de mí y por desgracia no dejaba de avanzar, pero yo por suerte no me estaba alejando. 
Estaba harta de las especulaciones, de las miradas introvertidas y de los purés de patatas sobre mi camiseta, y si algún día tenía que enfrentarme a todo aquello me alegraba de que fuera en ese momento, antes de que todo fuera más allá.
-¿Qué quieres de mí?- Le dije desafiante.
Luke esbozó una pequeña sonrisa que movió el piercieng de su labio superior y me tocó un mechón de pelo enredándolo y deslizándolo por su dedo.
-Tsss, poco a poco.- Y empezó a deslizar sus rugosos dedos por mi brazo.
-No poco a poco no, quiero que todo esto acabe. No volváis a tocar a Niall, ni siquiera le dirijáis una mirada.
-Pero eso requiere algo a cambio.
-Muy bien, ¿el qué?
-Alex, vete... no te preocupes, estoy bien.- Oí decir a Niall. Le miré, se había incorporado pero le sangraba la nariz y posiblemente la cabeza porque tenía mechones teñidos de rojo.
-No me da la gana, no dejaré que vuelvan a ponerte un dedo encima.- Miré a Luke rabiosa de haberle hecho eso a mi amigo y de causarme tantos problemas en tan solo dos míseros días de instituto.- ¿Qué coño quieres para que le dejes en paz?
-Despacito nena, se te ve alterada.- Bajó su mano de mi brazo a mi mano y se la retiré antes de que me la estrechara.- Dejar de pegar a un pardillo como ese es un precio muy alto para un tío como yo, ¿entiendes?
Por supuesto que no entendía. Eso no era razón alguna suficiente para justificar la paliza que le habían dado.
-Así que lo mínimo que puedes hacer por mí para recompensarme,- Bajó su mano a mi cadera, entonces reaccioné.
Demasiado tarde.
Dos manos se cerraron en los hombros de Luke y le tiraron para atrás.
-Tócala un cm más de piel y te juro que te arranco las pelotas con mis propias manos y luego se las doy de comer a mi gato.- Pain le sujetaba por el cuello y no se le veía con intenciones de soltarlo. Entonces me miró.- Siento el comentario.
-Oh nada, por mi no te cortes.- Contesté aún ensimismada por la escena.
-Venga ya Pain, no vale más de dos orgasmos.
Entonces estampó su puño en la nariz de Luke desastibilizándolo. Éste se presionaba la nariz doblado de rodillas en el suelo. Sus tres compañeros corrieron a ayudarlo como pequeños perritos falderos que van a sanarle las heridas a su amo.
-Tú, viejo amigo, no eres más que mierda. Mierda vestida con una chaqueta deportiva.
No reconocía a este Pain, estaba muy lejos del chico que me fue esta mañana a buscar a casa y me invitó a desayunar. No era para nada el Pain al que se le formaba una pequeña arruga en los ojos cuando sonreía o el que sonreía a todas horas como si nunca fuera mal momento para hacerlo. Este era un lado de Pain que no me gustaba nada y que temía que fuera su verdadero ser.
-¿Qué coño te pasa tío?- Gritó Luke quitando a manotazos a los otros tres que le rodeaban.- Desde cuando me das la espalda de esta forma.
<Desde que me defiende (inexplicablemente) a mí>- pensé.
Una mano me rodeó la muñeca y me apartó dos pasos de dónde estaba. Asombrada de que mis piernas funcionaran después de todo no me di cuenta que era Pain quien me sujetaba.
-Vete ahora mismo de aquí. No quiero que me contradigas, ahora no por favor, coge a tu estúpido amigo y sal de aquí, tengo que terminar esto.
-Pain, no.
-Alex, por favor.- Me sujetó la otra mano pero se las aparté enfadada.- Tú sólo vete, no quiero que veas nada más aquí.
-¿Crees que no puedo ver una pelea?
-Mira esto ha llegado demasiado lejos, me da igual lo que digas sal de aquí, ¿vale? 
Entonces me aparté de él, y poco a poco seguí avanzando. Eché un pequeño vistazo a Luke que me miraba cómo si acabara de matar a su propia madre y retiré la mirada. Bajé las escaleras hasta reunirme con Niall. Lo levanté del suelo y le hice irnos de aquel lugar.
No sin entornar la mirada un momento antes. Pain me miraba.
Entonces aparté la mirada y salí de allí sin volver a mirar atrás.



FIN DEL 4º CAPÍTULO

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Muy buenas!!!
Aquí tenemos el cuarto capítulo de 'Teenage Dirtbag'.
Tengo que decir que es un record para mí subir dos capítulos seguidos en dos días consecutivos *aplausos*. Al fin el verano está mereciendo la pena jaja
En este capítulo Pain me gusta más que nunca pesé a que haya salido su lado malvado, ¿vosotros que pensáis? ¿Os gusta más el chico tierno o el Pain malo? Seguro que alguien prefiere al pobre Niall que se ha llevado una buena paliza hoy, a más de una nos gustaría ir a curarle las heridas, ¿eh? xdd
Comentad abajo lo que queráis decir del capítulo de hoy.
Nos leemos en los próximos capítulos, muchos besoooooos!! Xx




lunes, 21 de julio de 2014

Capítulo 3 -Teenage Dirtbag

CAPÍTULO 3.




Cuando abrí los ojos me recordé que la próxima noche echaría las cortinas, porque el sol entraba a raudales inundando de una clara y penetrante luz toda mi habitación. Me escondí bajo las sabanas frotándome aún los ojos por tanta luminosidad y suspiré para mis adentros el típico "5 minutos más".
Pero alguien empezó a golpear la puerta de mi habitación. Y como no, la abrió y entró como si hubiera conseguido el permiso válido para entrar.
-2 minutos más y me levanto, lo prometo.- Gimoteé bajo las sábanas aún.
-Cariño, hoy necesito que salgas de la cama ya.- Dijo la dulce voz de mi madre mientras revolvía todo el montón de sábanas que hacían de mi cobertizo provisional.- ¡Vamos hace un día estupendo! Y además, hay un chico esperándote en el salón.
Y automáticamente, como si me hubieran presionado un botón, todos mis músculos se pusieron en tensión, en alerta, y me paralicé bajo las cosquillas de mi madre que me hacía por encima de las sábanas azules que me cubrían.- Tienes amigos más madrugadores que tú, a ver si aprendes de ellos.
Bufé y noté como ella reía por lo bajo.
-Vamos sal de tu guarida, como le hagas esperar mucho más Jimmy le matará hablando de sus pijerías, porque tu amigo es más... como tú... No me sale una palabra para definirlo.
-¿Marginado? ¿Diferente? Por ejemplo.
-Que resalta sobre los demás.
-Buena esa, me la apunto en mi lista de "Formas de Llamar a Tu Hija y Sus Amigos Rarita".
-Vamos, vamos, vamos.- Dijo revolviendo las sábanas una vez más antes de desaparecer por la puerta.
En cuanto me pusiera unos pantalones bajaría a ese salón y le arrancaría el rubio pelo de la cabeza a Niall por presentarse a estas horas en mi casa, ¿no tenía sentimientos?
Respiré hondo y estiré una pierna fuera de mi cobertizo pensando que la cama era más grande. Pero no lo era y caí al suelo.
-Mierda.- Exclamé tirada en el suelo enrollada en las sábanas.
El golpe no fue muy fuerte pero lo suficiente como para que me saliera un moretón en la cadera durante el resto del día.
Me deshice del nudo de sábanas y me abalancé, literalmente, sobre el armario. No entendía porque estaba tan excitada, pero es que nunca me había venido un chico a buscar a casa y menos sin avisar, pero para ser sinceros no era eso lo que me preocupaba, lo que me ponía histérica era que estuviera abajo con mi madre y con el estúpido de Jimmy. Ella le estaría acosando a preguntas a modo de interrogativo policial y él le estaría contando como consiguió su primer yate o sus primeras acciones en Hollister.
No me daba tiempo a ducharme, así que cogí los primeros vaqueros que vi y una camiseta azul con el logo de una de mis bandas preferidas que estaba a medio colgar de una percha. Entre equilibrios me puse los vaqueros, y sucesivamente de la misma forma me puse la camiseta. Pasé por el espejo y al instante deseé no haberlo hecho, tenía todo el pelo enmarañado y una cara de recién levantada bastante notable. Me pasé los dedos por los miles de enredones y intenté amoldarlo como pude, pero vencida, me acabé haciendo una coleta. Recogí unas zapatillas del suelo y mientras bajaba las escaleras medio corriendo medio andando me las puse. Pero los equilibrios nunca fueron lo mío, en los últimos escalones me tropecé y caí.
Esperé impactar contra el suelo como una gran entrada triunfal, pero no. Caí sobre unos brazos portentosos, de tez tostada vagamente familiares. Alcé la mirada y me topé con dos ojos marrones brillantes mucho más familiares. Su sonrisa eclipsaba cualquier punto de luz que allí podía hallarse.
-Pain.- Musité con una mezcla de asombro y confusión. Su sonrisa se torció a un lado. Creo que me empecé a derretir o si no la temperatura había subido de golpe.
-Buenos días, -Me apartó un poco de su cuerpo, supongo porque ambos sabíamos que mi madre y su novio estaban a un lado observandonos atentos a cualquier movimiento que hicieramos o porque simplemente eran más morbosos de lo que cabía pensar.- me gustan tus pintas de recién levantada. -Me sonrío cómplice con un toque, advertí, burlón. Enganchó un dedo en una de sus hebillas del pantalón, no llegaba a tocarme la piel pero sentía la electricidad de sus dedos tan cerca de ella, sentiría esa electricidad a km de distancia. Debería apartarlo, abofetearle por ser tan lanzado y exigirle una explicación acerca de porque estaba él ahí plantado y no quien esperaba encontrar, Niall. Pero en vez de hacer todo eso me quedé paralizada, dejando que la sensación de su cercanía me electrificara todos los nervios de la zona cuando termino la frase- pero por muy guapa que estés, la cremallera de los pantalones suele estar cerrada.- Y me la subió tan rápido como la temperatura.
Se separó del todo de mí y se dirigió a los dos individuos que nos miraban como si todo esto fuera un espectáculo. Yo cerré los ojos y solté todo el aire que tenía comprimido en el pecho. Vaya estúpida que era.
-Bueno...-Dijo él alargando la palabra.- nos vamos ya, yo la acompañaré a clase.
-¿Cómo que ya?- Protesté.- Si aún ni he desayunado.
-Cariño, eso da igual, te coges algo por el camino. Menudo problema, los adolescentes os quejáis por todo.- Contraataco mi madre.
-Pero es que...
Daba igual lo que pensara no me salía ninguna palabra más para contradecirles, así que mi madre me cogió la mochila y me la dio. No me quedó otra que aceptarla y recoger las llaves de casa y el móvil.
-Pasarlo bien.- Exclamó Jimmy con una sonrisa burlona.
-Sólo vamos al instituto, no nos vamos de fiesta ni nada por el estilo.
-Bueno, pero es la primera vez que vas acompañada de un chico guapo, y posiblemente la última.- Dijo con un retintín que no me gustó nada. Es más, hizo saltar mis impulsos de arrancarle esa sonrisa falsa de un puñetazo, pero me contraje cuando Pain me cogió de los hombros y me guió al otro lado de la puerta.
Eso sí eran buenos días, me venía a buscar a casa el chico más misterioso y sexy de todo el pueblo y el gilipollas del novio de mi madre me humilla delante de él. Genial.
-¿Tu padre es siempre tan encantador contigo?- Dijo cuando bajábamos el porche.
-No es mi padre, y sí, suele gustarle eso de avergonzarme delante de las visitas. Pero eso da igual, ¿por qué mierdas has venido a buscarme a casa?
-Ehh, relaja preciosa, era una sorpresa.
-Pues vaya.- Farfullé.
-Escúchame,- Se paró cuando llegamos a la arena y me puso frente a él-, ayer no pude agradecerte en condiciones que me sacaras del agua, que... me salvaras la vida.
-No fue para tanto, no iba a dejarte viviendo bajo el mar con La Sirenita.
Se río y juré no haber escuchado nunca una risa más bella que la suya. Era como si los ángeles hubieran bajado del cielo y hubieran convertido sus cantos en su risa. Pero Pain estaba muy alejado de ser uno de esos ángeles, con sus vaqueros apretados, su camiseta negra y los tatuajes que sobresalían sobre sus brazos tenía más pinta de haber venido directo desde el propio infierno.
-Bueno fuesen cuales fuesen tus motivos para rescatarme te pienso recompensar.- Se volvió y agarró mi mano, tirando de mi por la playa, echando los dos a correr levantando arena a nuestro paso. Pero corríamos en sentido contrario al instituto. 
-¿A dónde vamos? El instituto está por el otro lado.
-Acaso te crees que te voy a dejar ir a clase sin haber desayunado, no preciosa.- Y en un reservado de la playa donde parecía no haber casi nadie transitando había una vieja camioneta roja aparcada frente al mar con un mantel y mucha comida apoyada en el capó.- No es algo increíble, ni tan maravilloso como para recompensarte lo que hiciste pero no puedo ofrecerte más, aunque quiera dártelo todo.- Le miré incrédula pero él lo ignoró.
Sonreí al ver todo eso allí montado, y sonreí más al ver la cantidad de comida que estaba allí esperándome.
-¿Un buen desayuno? Es la mejor recompensa que podías darme.
Sonrío y caminó a mi lado hasta llegar a la camioneta. Puso sus manos alrededor de mi cintura y me subió al capó. Sus ojos brillaban haciendo que su marrón oscuro tornara a un tono casi miel. Y antes de que pudiera ahogarme en el mar de sus ojos se giró rodeando la camioneta y subiéndose al otro lado del capó. Tiró su mochila a la arena y le imité. 
Alegraba haberme puesto los shorts, el sol nos daba de lleno así que el calor era prácticamente abrasador. 
Apoyé la espalda en la luna de la camioneta y dejé que el sol me tostara la piel. Pain parecía más decidido a comer ya que cuando me giré para mirarlo tenía medio croissant fuera de la boca y el otro medio dentro. Levantó los hombros a modo de excusa y yo me reí.
-¿Qué? 
-Nada, nada, tú sigue comiendo.- Sonreí y volví la vista hacia el mar.
Sentía algo extraño dentro de mí, cómo si todo estuviera bien, una tranquilidad que me asustaba. Pero lo que mas miedo me daba era que sintiera eso mientras desayunaba encima del capó de la camioneta de casi un completo desconocido. Giré la vista hacia el, el desconocido. También tenía la vista puesta en el mar.
-¿En qué piensas?- Le pregunté.
-En ti.- Sus ojos tornaron hasta toparse con los míos. Nada tenía sentido, todo en mi vibraba pero no iba a apartar la mirada como si me sintiera avergonzada del calor que me provocaba tenerlo tan cerca de mi, mirándome de esa manera.
-Seguro.- Vacilé.
-Bueno no todos los días puedo desayunar con la tía que le planta cara a Luke.
-Eres todo un privilegiado.- Se rió.
-He salido con muchas chicas, pero ninguna había hecho eso.- Y empezó a aplaudir.- Alex eres mi nueva ídola.
-¿Perdona?
-Bueno no soy el mejor fan, no me echaré a gritar cada vez que te vea, ni haré pancartas con tu nombre, pero si quieres que lo haga solo tienes que pedirmelo.
-No, no, no era eso. No estamos saliendo, esto no es una cita. No soy una más de las cientos de chicas con las que has podido salir.
-Claro que no.- Le miré con una chispa de odio en la mirada.- Tú eres la mejor de todas.-Y la chispa provocó un fuego incontrolable en mi interior.
Y como si fuera todo cosa del destino unas chicas que pasaron delante nuestra, en bikini, una mochilla y una preciosa sonrisa se pararon para saludar a Pain quien les devolvió el saludo con un guiño. Yo jamás sería tan preciosa como ellas, jamás sería tan popular ni tan el tipo de chica que le gusta a Pain. Pero tampoco quiero serlo.
Resoplé demasiado fuerte, y me bajé del capó. Recogí la mochila y eché a andar como si tuviera demasiada prisa en llegar a algún lado.
-¡No espera no te vayas!- Pero no me giré y no iba a hacerlo.- Eres tan mona cuando te pones celosa.
Y me giré.
-No estoy celosa.. Oh mierda.- Al girarme me choqué contra su pecho y él se río provocando esa dulce arrugita en su ojo izquierdo.-No estoy celosa, si lo estuviera sentiría algo por ti.
-¿Y qué sientes por mí?- Me quedé mirándole vacilante, no iba a salirse con la suya.
-Odio, por ejemplo.
-Bueno aunque intentes mentirte a ti misma sigo pensando lo mismo, estas preciosa cuando te enfadas conmigo.
-No estoy mientiéndome, no siento nada por ti. 
-Si no sintieras nada por mí no hubieras dejado a un desconocido a que te invite a desayunar y que te haga llegar tarde a clase, porque por lo que se eres buena en los estudios, vamos que estás hecha todo una cerebrito...
-¿Llegar tarde a clase?- Miré el reloj de mi muñeca. Faltaban quince minutos para que cerraran las puertas y el autobús salía a y media.
-Mierda, mierda, mierda...
-Tranquila sube, yo te llevaré.- Señaló la camioneta que aún tenía todo el desayuno abandonado en el capó. Negué rotundamente con la cabeza y me empecé a separar de él.
-Ni de coña chaval, cogeré el autobús.
-El bus ya ha salido, no vas a llegar a tiempo.-Se quedó allí mirándome con las llaves en la mano mientras las zarandeaba de un lado a otro.- Vamos yo conduzco bien, te llevaré antes de que cierren las puertas.
-Llévate a ti mismo.
Y eché a correr hacia la parada que se encontraba al otro lado de la calle en la que ahora vivíamos. Deseaba con todas mis fuerzas que fuera mentira, que el autobús aún no se hubiera ido y pudiera cogerlo. Pero al llegar y recuperar el aliento me percaté de ello, él tenía razón el autobús ya se había ido, a saber hace cuanto. Miré en la parada y el próximo llegaba en media hora. Media hora que no podía desperdiciar tirada en la parada, tenía que llegar al instituto de un modo u otro. Y el único que sabía era corriendo.
Así que me até las zapatillas, cogí aire una vez más, intenté memorizar la ruta y eché a correr lo mejor que pude. Pero, como no, algo también me tenía que salir mal. Sólo había ido un día al instituto y apenas llevaba una semana en la ciudad, no conocía a nadie ni nada, y mucho menos las calles. Todo eran casas de diferentes colores, tamaños y formas y cada calle que cruzaba me parecía más extraña que la anterior, no recordaba haber pasado por ninguna de ellas y lo peor, no recordaba por cual tenía que ir para llegar al instituto.
Y un claxón sonó a mi lado tan fuerte y tan de repente que me asusté dando un brinco yo y mi corazón.
-Joder, me cago en su p... Mierda Pain, que susto me has dado. ¿Qué haces aquí?
-Buscarte, y ¡bingo! te he encontrado.
-Wow, que suerte la tuya ¿no? Bueno déjame en paz, tengo que ir a clase.
-Sí, sí lo que pasa es que el instituto está por el otro lado.
Señalo hacia atrás y él asiente sonriente, como si esto fuera todo un espectáculo, lo que me enfadó más. Él se lo tomaba todo a risa y diversión pero la que estaba llegando tarde a clase el segundo día de instituto era yo, verías la risa que le hace a mi madre.
-Bueno pues voy por allí.- Y me encaminé hacia el otro lado. Y él me empezo a seguir por la carretera con la camioneta.
-Admítelo no tienes ni puta idea de ir,- me paré en seco y le miré mientras recuperaba el aliento.-porque no dejas tu ego a un lado de la acera y subes a la camioneta. No voy a violarte ni matarte para vender tus órganos en el mercado negro.
-¿Y cómo sé que no lo harás?
-Porque sino ya lo hubiera hecho esta mañana, no me gusta perder el tiempo nena.
-No me llames nena y subo.
-Hecho.
Respiré una vez más y aunque fuera un poco contra mis principios me subí a la dichosa camioneta. Al montarme sinceramente no sé que esperaba pero no era como me la imaginaba. No había rastro de basura, comida mordisqueada o algo repugnante. Tenía la radio puesta y la canción que sonaba no era mala, ni mucho menos, a mi me gustaba. Me fui a poner el cinturón pero me percaté de que no había.
Él me miró y lanzó una risita burlona.
-Me gusta vivir al límite, no hay cinturones.
Me fijé que él tampoco tenía. Y entonces arrancó la camioneta y salimos de aquella calle que era igual de confusa como las otras quince que recorrí antes. Giró en la siguiente avenida a la izquierda tan fuerte que como ambos asientos no estaban separados sino que formaban solo uno me caí en sus piernas.
-Luego dices que no sientes nada por mí.
-Oh dios.
Me incorporé y me apreté tanto a la ventanilla como pude para no tenerle tan cerca nunca más otra vez. Aunque intentara ocultarlo se estaba riendo y eso me enfurecía.
-No te rías, ha sido culpa tuya. Conduces demasiado deprisa y tomas las curvas como si fueran montañas rusas.
-Te lo he dicho, me gusta vivir al límite.
-Esto no es vivir al límite, esto es intentar matarte en cada curva. Vas demasiado deprisa en la vida.
Apartó la vista de la carretera un segundo para mirarme y fue la primera vez que creí ver su verdadera mirada, triste, oscura, profunda, casi me dio pena. Después volvió la vista a la carretera y siguió conduciendo hasta que llegó al instituto. Casi a tiempo de que cerraran las puertas.
-Te dije que llegaríamos a tiempo si te llevaba yo en camioneta.
Y efectivamente así fue, por mucho que me doliera admitirlo. Le miré y me seguía sonriendo su mirada moribunda había desaparecido volvía a tener esos ojos brillantes que parecían vivir siempre llenos de felicidad. 
-Gracias de todos modos.- Me bajé de la camioneta lo más rápido posible y salí corriendo antes de que cerraran las puertas del instituto sin preocuparme de si Pain me seguía o no.
Me alegré de distanciarme un poco de él, el chico era misterioso a la vez que irritante pero tenía algo que no se, me atrapaba por dentro y me hacía estar cerca de él, no tanto como para tirarme hacia sus pantalones, pero que me obligaba a tenerlo cerca y al mismo tiempo cuanto más cerca estaba de él más me convencía de que era peligroso y algo tóxico.
Para cuando llegué a mi aula todos los alumnos estaban ya sentados y la profesora estaba de espaldas a mí, así que me escurrí hasta la última fila sin decir nada para que no se percatara de que llegaba algo tarde.
-Ey española.
-¡Mierda Niall que susto!
-Baja la voz que te van a pillar.- Al otro lado de mi asiento estaba el rubio de Niall con esa sonrisa tan peculiar suya. Hoy llevaba una camiseta sin mangas negras de Nirvana. La verdad, parecía un libro abierto a lo que gustos musicales se refiere.- ¿Se te han pegado las sábanas eh dormilona?
En ese momento pensé en decirle que sí, que el despertador no había sonado, que el bus no había llegado o que mi perro imaginario se había comido los deberes pero Niall no era mi profesora y no podía mentirle otra vez.
-Si te lo cuento no te lo crees.
-Seguramente, pero aún así cuéntamelo, Historia apesta.- Totalmente de acuerdo con su respuesta le respondí.
-Pain me ha venido a buscar a casa... sí sí no me mires así, para ir a desayunar. 
-Y una mierda. Si me dijeras que has visto a Obama de camino a clase podría haberme llegado a creermelo, pero eso. ¿Tan pillada estás por él?
-¿Yo? Pero si no es más que un ego con patas. Me pone furiosa pensando que voy a ser una de sus conejitas. Lo lleva claro.
Niall enarcó las cejas y apartó la vista de mi para mirar a la pizarra. Nadie hacía ni caso a la profesora o su charla sobre los Reyes Católicos.
-¿Qué pasa? ¿Te crees que soy una de ellas?
-No, para nada.
-¿Entonces?
-Yo sólo te digo que siempre son las "conejitas" como tu las llamas las que van a él, Pain nunca se interesa por nadie, sólo vive el día a día, por eso me parece extraño que esté haciendo todo esto contigo. Es un tío chungo, sólo ten cuidado, por favor.- Y me miró de nuevo antes de volver la vista a la pizarra de nuevo y dar por finalizada nuestra conversación.


FIN DEL 3er CAPÍTULO

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Hooola
Sé que he perdido a muchos lectores y si os soy sincera no sé si alguien sigue leyendome y os juro que lo entiendo. Llevo casi 3 meses sin escribir, al principio no tenía tiempo con las clases pero la verdadera razón es que no tenía ni inspiración ni motivación, me quedé atascada en este capítulo y si me sincero de nuevo no estoy muy orgullosa de como ha quedado.
De todas formas aquí está, espero a partir de ahora escribir con más fluidez porque la verdad tengo grandes ideas para esta historia sólo me queda desarrollarlas.
Antes de irme, si alguien está leyendo esto ahora y lleva leyéndome desde que empecé la historia decirle que se merece lo mejor porque esperar tanto tiempo por un capítulo es por verdadera devoción jajaja lo aprecio un montón en serio.
Gracias a todos los que hayáis leído el capítulo, ya seáis nuevos o viejos readers, comentadme abajo qué os ha parecido, qué debería mejorar, etc...
OS QUIEROOOO!!! <3 Xx